17 de junio de 2009

Daedalus or The Expectancy of Science

- Discúlpeme, señor G. ¿Tiene tiempo de ver algunos resultados? - pregunté, cerrando la puerta de la oficina en mi camino a su escritorio. - Quiero mostrarle el valor de las excitaciones que calculé: el sistema da para la potencia y para la presión, pero no cierra para las velocidades -. - Sí, vamos a ver -. Buscó la hoja de Excel sobre la que había plasmado mis resultados cuidadosamente y, mirando con atención las matrices que había escrito, empezó a preguntarme: - ¿estos son los niveles de presión en los micrófonos alrededor del capot? -, - No, la presión que utilicé la tomé de los micrófonos debajo del capot; la calculé en "campo difuso" -, - ¿y la potencia? -, - ésa sí viene de los micrófonos de la parte de afuera: "campo lejano" en este caso -, - de acuerdo -. Y de ahí en adelante siguió un razonamiento en voz alta al que duramente seguí el paso: - estas ganancias son demasiado pequeñas: lo que nos está diciendo VA One es que el capot apenas se mueve con las fuerzas con que lo estamos excitando. ¿Estas dos fuerzas no son suficientes para moverlo? ¡Pero sí! ¿Qué tenemos, entonces? La respuesta acústica parece coherente para noventa decibeles. Pero estas velocidades al cuadrado son muy bajas. Por eso es que te dan energías negativas aquí. ¿Tiene sentido físico esto? Una energía negativa implica que hay una absorción en alguna parte. ¿Pero dónde? El capot está vinculado al motor en dos puntos: el soporte frente a la cabina y en la cerradura, adelante. No hay amortiguación en ningún lado -. No, no la hay Sr. G. Pensé por un momento en lo hermosa que es la ciencia, en lo satisfactorio que es encontrarle a las cosas un "sentido físico". Eso hacía el Sr. G. en ese momento: trataba de entender la física detrás de los números que yo había calculado y que sometía a su severo escrutinio. La ciencia al servicio de la ingeniería, al servicio de la mecánica. Me sentí parte de algo. - ¿Calculaste estas excitaciones en MATLAB, no? -, - sí, sí -, - deben haberte dado negativas porque hay varios órdenes de magnitud de diferencia entre las velocidades, la potencia y la presión: MATLAB resuelve los sistemas indeterminados completando cuadrados, pero si los valores están muy lejos entre sí el margen de error crece muy rápido; y aquí tienes varios cientos de pascales cuadrados de diferencia -. El cambio de lenguaje fue sutil, pero era evidente que esa bonita búsqueda del "sentido físico" de las cosas perdía protagonismo en el monólogo inquisitivo del Sr. G. - Pero si te das cuenta, las velocidades son más bajas en las frecuencias más altas. A lo mejor no son las velocidades las que disminuyen sino más bien la presión y la potencia las que se incrementan en esas frecuencias. ¿Habrá alguna contribución externa que no estemos tomando en cuenta? La sala era completamente anecoica. Pero está el escape: es posible que uno de los micrófonos alrededor del tractor haya captado el ruido del escape a ciertas frecuencias, más que los otros, y que eso eleve el promedio de todos -. La ciencia luchaba, se abría paso, agitaba los brazos en la multitud de aproximaciones y algoritmos que caminaban, peatones furibundos, en sentido opuesto; - lo que podríamos hacer, sin tomar en cuenta esa contribución, es resolver el sistema con dos ecuaciones: un sistema determinado. Pero lo bonito de los sistemas indeterminados es que tienes múltiples soluciones, que la respuesta no es rígida. Puedes manipular las variables para entender mejor qué es lo que pasa - la ciencia había sido aplastada violentamente por las matrices rectangulares del Sr. G., que tenía en la cara un gesto de sonrisa en el que intuí la satisfacción de quién prefiere personalmente los sistemas de ecuaciones indeterminados, pero que fácilmente ha podido ser también el gesto, muy serio, de quién le pide al colega una opinión, sin decir palabra. En todo caso, en algún punto de la explicación de "moindres carrés" mi mente se agotó de correr detrás de sus ideas y empecé a visualizar la filosofía de las decisiones en ingeniería. Todo es un estudio de variables y una eventual decisión que acarrea el menor sacrificio: ¿qué excitación genera más ruido sobre el capot? ¿qué alternativas existen para atenuarla? ¿cuál es la más viable, la menos costosa? Pero esta filosofía no es exclusivamente ingenieril: muchas decisiones de la historia habrán sido tomadas por haber sido la alternativa que perjudicaba menos a los pueblos. La ingeniería descansa entonces sobre un fundamento histórico; o la historia se inspira en la ingeniería para promover el progreso, o minimizar el daño más bien. No. La psicología humana es una sola e historia e ingeniería sólo son facetas (a escalas distintas) de una criatura que nunca tiene suficiente de sí misma. Y la ciencia, en todo esto, parece sólo explicar la belleza del mundo para orientar a los espíritus utilitarios en sus decisiones esquivas. - ¿En qué parte están los datos que tomaste de VA One? -, - en la pestaña "Modèle", abajo, a la derecha -, - ¿estos son promedios de las velocidades de todas las paredes del capot? -, - sí, de las cinco -, - de acuerdo -. La revisión de las columnas en la hoja de Excel, selectiva y rápida, daba por sentada la infalibilidad de mis cálculos: me sentí halagado. Pero algo haló desde el suelo mi autoestima cuando las palabras "pascales cuadrados" hicieron eco: - estas velocidades al cuadrado están multiplicadas por 'ρc', no por '(ρc)^2': esos no son pascales cuadrados -, alcancé a decir, salvando la dignidad de pasante con un "mea culpa" que atajó la corrección a la que llegaría el Sr. G. eventualmente. - Ah, claro. Tienes que multiplicar todo por cuatrocientos, aquí -, - sí, efectivamente -. - Debe ser eso. Tus velocidades son mucho mayores, entonces. Recalcula las excitaciones y veamos qué da -, - enhorabuena -.

3 de marzo de 2009

1948

Es difícil creer que sesenta y cinco personas mueran en poco menos de tres días y en una sola ciudad. Que cuatrocientos cuarenta y nueve muertos completen el saldo mensual de un espacio físico tan limitado. Y que sea la delincuencia, un problema cotidiano, la causa de todas esas víctimas. Encuentro increíble que un número de esa talla sea parte de nuestra rutina. Que seamos capaces de intentar llevar vidas normales cuando los servicios de una medicatura forense colapsan por haber encontrado tirados en las calles de Caracas diez cadáveres, una mañana. Nuestra mera realidad es algo inverosímil.

Los homicidios que se cometen en el área metropolitana cuentan historias absurdas. El relato de unas muertes en muchos casos fortuitas; y en muchos casos la solución simple que un hombre con un arma en la mano encuentra en un momento dado, cuando es descubierto su crimen. Incluso cuando ese crimen, en primer lugar, no contemplaba el asesinato. La muerte de un maestro pastelero este fin de semana es el lúgubre ejemplo de uno de estos casos. Intentó intervenir en un robo a una familia en Baruta y le dispararon en el cuello. Otras veces las víctimas caen por discusiones cuya simpleza cuestiona duramente el valor real de la vida humana: un albañil de veintidós años que se negó a compartir sus cervezas con unos extraños en la calle recibió, después de haber sido golpeado y lanzado al suelo, un disparo en la espalda cuando intentó levantarse.

La violencia que nos encara diariamente no contempla excepción alguna. No existe la tendencia de una motivación racial o religiosa; o el asesinato inspirado en las diferencias políticas que tanto nos crispan. Es el ejercicio de una ignorancia homicida que a todo contesta con la muerte, acabando por igual con las vidas de un albañil o de un maestro pastelero. O de tres estudiantes de bachillerato y de su chofer, en la funesta conclusión de un secuestro que no se entiende. El riesgo generalizado que nos somete articula una espiral que favorece a esta violencia: y la fuerza del orden público se predispone y actúa, incrementando el saldo. Los tres estudiantes universitarios muertos en Montalbán en 2005 a manos de una policía contrariada son, de esto, un ejemplo lamentable.

La muerte se ha convertido en una forma de respuesta. La respuesta que merecen la resistencia o la intervención solidaria. El diálogo cotidiano entre la vida y el arma de fuego. La seguridad nos es completamente ajena; y el temor de participar en un diálogo tal nos persigue. Temor que ha devenido costumbre; costumbre que cuestiona, en sí misma, el significado de la vida humana. En virtud de estar habituados al miedo, sesenta y cinco muertes en menos de tres días no nos sorprenden. Nos escandalizan, quizá; pero no nos sorprenden. Albañiles, maestros pasteleros y estudiantes mueren motivando en nosotros la indignación de rigor que no tarda en diluirse porque, en fin, ¿de qué habla una indignación que se repite? El esfuerzo constante por eludir una amenaza que no cesa se incluye en la rutina como un hábito más que nos hace cada vez menos sensibles a aquéllos que caen y se van sumando a la estadística.

Como ser humano me siento responsable por no protestar lo suficiente este número de muertos. Por no ponerle fin a esta matanza. Pero: ¿qué es protestar lo suficiente? ¿Se puede uno calmar en la protesta de esta ridícula estadística? ¿En la protesta de una sola muerte, siquiera?

Y, sin embargo, no corresponde al ciudadano combatir directamente este problema. Le corresponde colaborar y participar (si es requerido) de la política que la fuerza del orden público formule en atención a tal y de la solución que implemente. Y de ser ineficaz dicha política, promover el debate de nuevas alternativas o el reemplazo de la autoridad responsable. No es mi intención hacer la crítica de las políticas en ejercicio hoy en día sobre Caracas: cuatrocientas cuarenta y nueve muertes hablan por sí solas. Pero no quiero que quede sin decirse, cuando un titular distinto estrene el periódico mañana, que cuatrocientas cuarenta y nueve son demasiadas muertes. Demasiadas.

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Me pregunto en qué momento nos abandonó la sorpresa; a partir de qué cifra la muerte dejó de impactarnos, un buen día.

Reconozco que muchas veces pasé por alto el significado de esta estadística que hoy intento interpretar. Cuando se habla de la muerte en números tan altos, pierde fuerza la imagen de una vida terminándose.

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- José Stalin: "La muerte de un hombre es una tragedia. La muerte de un millón, una estadística". -

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http://www.youtube.com/watch?v=6omQ5JjjLsE

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Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Adoptada y proclamada por la Resolución 217 A (iii) de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948.

Preámbulo.

Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana;

(...)

Artículo 3

Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

(...)

23 de febrero de 2009

La hipocresía de Nicolás Sarkozy

Preámbulo

El 15 de Febrero de 2009 se celebró en Venezuela un referéndum cuyo propósito era el de someter a consulta popular una enmienda constitucional propuesta por el presidente Chávez que permitiría la reelección indefinida de quiénes ocuparan cargos de elección popular. En palabras más simples, todo aquel funcionario que fuera electo por el voto directo de los venezolanos podría ser reelegido por períodos sucesivos de manera ilimitada, de aprobarse dicha enmienda.

En el contexto de la victoria electoral que supuso la jornada del 15-F para el presidente Chávez, el primer mandatario francés, Nicolás Sarkozy, envió una nota de felicitación al líder venezolano. En ella saludó el triunfo de su proyecto de enmienda con las palabras que encabezan esta nota.

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- Nicolás Sarkozy: "Me alegra el buen desarrollo del escrutinio marcado por una fuerte participación que atestigua, una vez más, la vitalidad de la democracia en Venezuela" (sábado 21 de Febrero de 2009) -

Si de alguien esperaría alguna forma de crítica o de escepticismo a la idea de la reelección indefinida, sería del presidente del gobierno francés. Un gobierno sobre el que pesa el legado de una revolución verdadera, de la memoria de una lucha contra el poder absolutista. La representación responsable de un pueblo que hace siglos se opuso a un sistema con el que las instituciones venezolanas del día guardan un temible parecido.

Francia es, hoy por hoy, uno de los países más influyentes del mundo. En siglos anteriores el colonialismo francés se hizo sentir a todo lo largo y ancho del globo terráqueo. Muchos países del mundo conservan el francés como lengua oficial, entre ellos una buena parte de la comunidad africana, dependencias en América, en Indochina y en el Océano Pacífico. En naciones como Marruecos y el Líbano las escuelas enseñan a sus estudiantes en francés y en árabe por igual. Francia ocupa uno de los cinco asientos permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y es, como todo el mundo sabe, uno de los veintisiete miembros de la Unión Europea. Membresía que hace menos de dos meses detentaba la presidencia de la Unión.

Uno diría que el gobierno a cargo de un país con semejante trayectoria domina ciertos conceptos base de la política. Conceptos sobre los que se levantan los sistemas democráticos, sobre los que se levanta su propio sistema. No parece ser el caso.

El presidente Sarkozy, en un gesto que acaso buscara mostrar la buena voluntad entre su país y Venezuela, excede el vocabulario de su felicitación. Se entiende que un presidente salude la victoria de su homólogo. Se entiende que un presidente reconozca los resultados de la contienda electoral del país amigo (siempre que se atenga a la ley dicha contienda) y que la agenda continúe, incluyendo los cambios refrendados. Lo que escapa a la comprensión de toda persona que se llame a sí misma demócrata, que defienda alguna cuota de pluralismo, que crea en la "alternabilidad republicana" y que acepte que el sistema debe sobrevivir al hombre y no debe construirse sobre el ejercicio del poder por una sola persona (sea ésta de izquierda, de centro o de derecha), es que se hable de "vitalidad" en la democracia venezolana.

La democracia venezolana está muerta, presidente Sarkozy. Hace años que la "vitalidad" de la que usted se proclama testigo, está extinta. De esto pueden hablar mejor millones de venezolanos que sus asesores en el Palacio del Elíseo. Modere su lenguaje y tenga memoria, presidente Sarkozy. La democracia es más que una jornada electoral. La democracia es el espacio en que cada voz se escucha, en que cada discurso se transmite. En una democracia la mayoría tiende el camino que incluye (y no aplasta) a la minoría. En un sistema democrático, poderes públicos independientes ofrecen al pueblo distintas instancias de representación, a su vez independientes, que funcionan para servirlo; y no se subordinan al unísono a una sola pauta indiscutible. La democracia depende de muchas garantías frágiles cuyas rupturas, por sí solas, la anulan; aunque seamos capaces de vivir en el híbrido que queda. Una contienda electoral, en sí misma, ofrece conclusiones limitadas.

Al presidente Sarkozy parecen bastarle unas elecciones llevadas bien a término para declarar democracia. El mero gesto de presionar un botón y depositar una papeleta en una caja. Pasa por alto la coerción del voto, la propaganda desmedida que financian recursos que no deben financiarla, el discurso peyorativo al que se opone y la represión al que protesta. Le bastan la emisión de un resultado y el que acepten ambas partes (no le dice nada el hecho de que sean sólo dos las partes), sin leer bien el mensaje de dicha aceptación. Un mensaje que se entiende, en Venezuela, como la realidad de que el Chavismo es mayoría. De que son más quiénes quieren la reelección indefinida, quiénes escogen la exclusión. El mensaje de una democracia que parece aceptar ella misma su condena.

Francia, de su lado, tiene sus propios problemas. Enfrenta una crisis económica que no causó y cuyas consecuencias dejan a muchos franceses sin trabajo. Las plantas cierran, las empresas hacen drásticos recortes de sus nóminas. Dependencias como Guadalupe protestan la inequidad de los salarios y del nivel de vida. El presidente Sarkozy tiene sus manos llenas. No seré yo quien critique su gestión haciendo un ejercicio de contestación que no acostumbro. Pero no pasará por debajo de mi mesa un lenguaje descuidado que ofende mi condición de venezolano, mi calidad de demócrata.

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- Nicolás Sarkozy: "Seguir adelante con los esfuerzos (...) de una mayor justicia social" (sábado 21 de Febrero de 2009) -

En el mes de Enero de 2009 se registraron, sólo en Caracas, más de trescientos homicidios. ¿Qué justicia social conoce el presidente Sarkozy? ¿Qué esfuerzos llama a que sigan adelante?

15 de febrero de 2009

El gesto cotidiano del Chavismo

- Cilia Flores: "Vamos a acatar el resultado del CNE" (domingo 15.02.2009) -

Mi nombre es Yuruan García Rangel y soy venezolano.

Esta afirmación en sí misma debería acreditar la reflexión que seguirá debajo acerca de las palabras de la diputada Cilia Flores con motivo del referéndum sobre la Enmienda Constitucional previsto para este domingo 15 de Febrero de 2009. Digo que "debería" y no directamente que "acredita" porque la diputada Flores me hace dudar la vigencia de las instituciones políticas a las que estamos acostumbrados los venezolanos. Instituciones tan sencillas como el debate y la crítica; y tan complejas como el Poder Electoral y el Poder Legislativo de un sistema republicano.

Cuando la presidenta de la Asamblea Nacional de un país, es decir, la representante de un Poder Legislativo, establece que "vamos a acatar el resultado del árbitro electoral" deja abierto el compás de una duda inaceptable: ¿es que existe la posibilidad de que no se acepte el resultado? La diputada Flores parece haberse olvidado, por un momento, de que es la presidenta de nuestra Asamblea Nacional. Parece haberse olvidado de que es siquiera diputada. No es una función de la Asamblea decidir si se acata o no el resultado del CNE. Es función de la Asamblea acatar el resultado del CNE y punto. Es función de cualquier poder público acatar el resultado del CNE y punto. ¿Por quién nos toma la diputada Flores? ¿Por imbéciles?

La diputada Flores se olvida, en su declaración, de la esencia misma del cargo que detenta. Un diputado discute y escribe la ley, promoviendo el debate de cuyo seno debe emanar la norma que rige todos los aspectos de la vida del colectivo. Un diputado debate. Y cuando un diputado declara, como tal, que se acatará este o aquel resultado, lo hace como producto de una discusión inherente a su función de parlamentario: lo declara después de haberlo debatido. ¿Es que la diputada Flores debatió el acatar o no el resultado del CNE? ¿Es que tal cosa puede debatirse? De nuevo el ejercicio de una función que no le corresponde.

El Chavismo desafía cada día las bases de la democracia. Unas bases que creíamos estaban seguras, que nadie discutiría por ser el cimiento mismo del sistema. Cuando se hacen declaraciones como ésta de la diputada Flores y se pasan de largo, como un comentario propio a la contienda electoral del día, debe entenderse que no quedan bases democráticas a salvo. Que la mera función de uno de los cinco poderes públicos está sujeta a un debate que en sí mismo es ilegal pero que se asimila, entre tantas barbaridades políticas, como una declaración de prensa de rutina. Un debate que, por lo demás, insulta: si el diputado del sistema democrático discute el acatar un resultado electoral, hay algo en el adjetivo "democrático" que no corresponde. Eso precisamente es no ser democrático. Aquéllos que mantienen un conjunto de principios políticos que incluyen a las minorías y reconocen a las mayorías, que insisten, a pesar de su propio gobierno, en llamarse demócratas, caen en una contradicción. Serán algo incompatible.

Mi propia condición de demócrata no tolera semejante concepción. No tolera las declaraciones de la diputada Flores: diputada, no me insulte. Usted, como miembro de la Asamblea Nacional, como presidenta de la misma, más que un deber tiene la obligación moral de respetar la ley. No sólo en no incumplirla sino en no irrespetarla. Preste atención al verbo. Usted la discute, usted forma parte del proceso que la crea. Si usted no la respeta, ¿qué espera de los venezolanos que han quedado excluidos del sistema educativo y cuya formación no alcanza una buena comprensión de los códigos de nuestro sistema? ¿Espera usted que ellos sí la respeten? Lo encuentro difícil si ponen algo de atención a usted y a lo que dice.

La democracia de la diputada Flores no es la democracia que conozco. Y si el público cede y abandona su propio lenguaje (el único lenguaje que tenemos, con palabras en castellano de significado preciso) a declaraciones como ésta en cuestión, yo no formaré parte. Y protestaré la palabra chavista hasta en la declaración más rutinaria. No pienso ceder un paso a la destrucción del lenguaje y al desastre de conceptos que le sigue y al que el Chavismo, a fuerza de contradicciones cotidianas, pretende acostumbrarnos.