Los números maceran sus venenos
en la voz de mi Padre.
Perdido en un lenguaje
de cientos y de miles
intento distinguir
el filamento quemado de sus sílabas,
la expresión cauterizada de su miedo;
la amenaza de no dar con el dinero,
de no saber
o de no enviarlo a tiempo.
Los números se invitan
a las conversaciones con mi Padre
a gritar sus magnitudes alocadas
en escalas que no entiendo;
y filtran sus ácidos letales
en las preguntas de mi Padre
que vive lejos de los que hurgan la basura,
pero cada vez un poco menos.
en la voz de mi Padre.
Perdido en un lenguaje
de cientos y de miles
intento distinguir
el filamento quemado de sus sílabas,
la expresión cauterizada de su miedo;
la amenaza de no dar con el dinero,
de no saber
o de no enviarlo a tiempo.
Los números se invitan
a las conversaciones con mi Padre
a gritar sus magnitudes alocadas
en escalas que no entiendo;
y filtran sus ácidos letales
en las preguntas de mi Padre
que vive lejos de los que hurgan la basura,
pero cada vez un poco menos.