5 de junio de 2016

Guayacán

Tallado dentro de mí
este fiero recuerdo sobrevive
el paso de voraces estaciones.

Cada temporada que regresa
vierte en el aire nuevas luces,
deja su olor sobre las hojas
y desde prístinos pistilos
desciende esta fresca abundancia
renovando los tallos,
repoblando el remanso en las semillas.

Un joven rigor vegetal
sube de las raíces
reabriendo los surcos;
la madera reorienta sus vetas
por perseguir sus esencias;
y entrando en los nudos
en que el vivo recuerdo
conserva intactas sus texturas
la esbelta columna mineral
florece el cristal de sus sales
como si de otra estación se tratara,
sol dentro del sol,
redobles del aceite en la aceituna.

Queriendo proteger este ascenso
de prematuras corolas
las cortezas aprietan su custodia.
Verdes y amargos aún,
los frutos preparan sus recintos
para esta miel de sal florecida;
y de gallardos estambres
emerge un moreno perfume
de cañas que brindan sus hilos
al soplo tostado de la tarde.

Grabado dentro de mí
este recuerdo revive
voraz
sus fieras estaciones.