15 de agosto de 2017

Poema para Wuilly Arteaga

A Bruselas
llegó la emboscada de tu cárcel
en palabras
como eslabones
que se aprietan en el cuello.
Dicen que los agentes
del Servicio Bolivariano de Inteligencia
te raptaron
con órdenes,
sin leyes;
que rompieron tu violín
en tu cabeza;
que por quemarnos a todos
quemaron tu pelo;
y que quieren cementar
en tu presidio
este inmensurable cautiverio.

Estamos presos, Wuilly.
Cada minuto que te encierre
prolonga esta escasez
de justicia,
de moral,
de alimento;
cada desafío,
cada grito que exige un derecho
y que no entonan
tus cuerdas y tu arco
extiende este calvario intransitable
en los reductos de la infamia.

No me siento libre, Wuilly,
sin que tu música
enarbole mi protesta;
sin que te encuentren
en las calles
mis derechos,
vivos, caminantes todavía.

Nada defiende la República
como el filo de esas notas
en tus manos.


Lo sabe Bruselas, Wuilly:
estamos presos.

22 de marzo de 2017

Illinois

¿Puedo escaparme de ti, dolor?

¿Puede el borde del alma
atravesar sus vados
sin que urdas en sus pasos
tus venenos?

¿Qué voz queda por ahogarse
en estas mañanas de grito?

Si en mis tránsitos insisto
no será porque en ellos
esté la esperanza
de librarme de ti.

Mi ruta está trazada
en tus copas de incendio.

Debo caminar
tus meandros secos
y mi sangre
resistir tu sustancia.

La flor de tu quebranto
llega a sus manos deshecha.

Los candores de su piel
son mi recinto.

Mis aguas corren
en sus aguas
sobre costas doradas
que rompen
sobre tu farallón inevitable.

¿Podré escaparme de ti, dolor?